Ante las manifestaciones periodísticas del Sr. Ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación Argentina a medios periodísticos, con respecto a un supuesto “Mal de CHAS”, serían necesarias las siguientes aclaraciones:
No es verdad que el CHAS alcance a todas las autopartes. El Certificado de Homologación de Autopartes de Seguridad (CHAS), como su nombre lo indica, es obligatorio solamente para todas las autopartes que se destinan al mercado de reposición y están involucradas con los sistemas de seguridad del vehículo. Está originado en la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449, que establece las condiciones de seguridad que deben cumplir tanto los vehículos que se fabriquen e importen para ser librados al tránsito público, así como las autopartes de seguridad. La Unión Europea y también Brasil tienen esquemas muy similares, tanto para autopartes como para vehículos.
Obviamente una autoparte de seguridad que tiene una certificación para asegurar la calidad necesaria en piezas críticas y sensibles, es más costosa en comparación con una de baja calidad y prestación dudosa. Lo barato, en estos casos, sale muy caro.
Con respecto a que los siniestros viales tienen como causa principal, casi única, al error humano y no a fallas en las piezas; efectivamente creemos que en gran parte es gracias a la vigencia del CHAS.
Vemos con total beneplácito los esfuerzos e iniciativas tendientes a desburocratizar y desregular la economía, y entendemos el gran esfuerzo que ello implica. El propio sistema de CHAS sin dudas tiene oportunidades de mejora y de hecho en los últimos seis meses hubo avances significativos en ese sentido. Pero creemos necesario reflexionar acerca de las implicancias sobre la sociedad que podría tener la adquisición de vehículos y autopartes que no cumplan con las normas de seguridad activa y pasiva por no contar con un sistema de LCM (Licencia de Configuración de Modelo) o el CHAS.
Creemos que hay casos en donde la prevención resulta mucho más eficiente que una remediación imposible.