Colapso de obra causó pánico en Santiago del Estero



Minutos de extrema tensión y drama vivieron los vecinos del barrio Rivadavia en la siesta de ayer, cuando cinco pisos de un edificio en construcción colapsaron. El estrepitoso derrumbe causó no solo un ruido ensordecedor sino también daños en las propiedades colindantes.

El dramático suceso, que generó preocupación no solo en los vecinos de la zona sino en toda la comunidad santiagueña, se registró cerca de las 17, cuando la obra en construcción ubicada sobre calle Rivadavia y Pasaje América se vino abajo.

La estructura cedió por completo y al derrumbarse cubrió toda la extensión que ocupaba y daño a las propiedades vecinas del Pasaje América. Ante la posibilidad de que algunas personas hubieran quedado sepultadas bajo los escombros, los desesperados vecinos comenzaron a ubicar a sus familiares que no se hallaban en los inmuebles, en tanto pedían ayuda de la policía.

Mientras el lugar era rodeado por móviles policiales, los vecinos rescataron con premura a un hombre de apellido Luna, residente en una casa colindante, que había quedado atrapado entre los escombros. Por fortuna Luna, que fue asistido por personal del Sease, solo presentaba una luxación en uno de sus hombros, una lesión de cuidado, pero que no comprometía su vida. Las imágenes del rescate fueron angustiantes.

Las autoridades policiales arribaron al lugar para colaborar y supervisar las tareas del grupo especial de Rescate, que junto con los Bomberos buscaron entre los escombros ante la posibilidad de que hubiera personas atrapadas.

En paralelo, los efectivos de la Comisaría Cuarta se entrevistaron con el sereno del lugar, Gustavo Gerez, (51),quien declaró que la obra estaba a cargo de un arquitecto al que identificó como "Abacha" Cortez, y que el propietario de la edificación es Ricardo Tarchini.

Gerez contó que los obreros se habían retirado del lugar el viernes por la tarde y que la edificación quedó completamente vacía. Además indicó que los empleados habían dejado sus pertenencias en un inmueble de la zona "porque tenían miedo". En diálogo con EL LIBERAL, Gerez expresó que cuando los albañiles se encontraban trabajando habían escuchado "crujir" la edificación, pero que no atribuyeron esos ruidos a que la infraestructura estaba cediendo, sino a los "espantos".

Por varias horas los uniformados trabajaron en lugar hasta confirmar que debajo de los escombros no había personas (con vida) atrapadas. La fiscal de turno ordenó que notificaran a las familias damnificadas que debían abandonar sus casas, ya que se encontraban en peligro de derrumbe.

Cuatro casas dañadas y en peligro de derrumbe

A causa del colapso del edificio, los inmuebles colindantes sufrieron importantes daños. Una mujer de apellido Avellaneda (50), residente sobre pasaje América, sostuvo que toda su familia estaba bien, pero que la casa estaba dañada. Los expertos confirmaron que había peligro de derrumbe.

Mientras que Cristian Ramírez (39), colindante al edificio del lado oeste, sufrió daños en los muros y el techo de su vivienda, pero afortunadamente se encontrarían sin lesiones físicas.

En tanto que en un edificio ubicado sobre calle Rivadavia había varias personas damnificadas y solo una de ellas presentaba una herida. Tomás Luna (67) junto a su esposa Ramona (67) fueron hospitalizados. Ella sufrió una crisis de nervios.

También un niño debió ser derivado al Cepsi a raíz de un ataque de pánico. El pequeño se encontraba en su casa (colindante) y escuchó el fuerte estruendo del derrumbe.

El lugar había sido clausurado por falta de documentación

Ante la magnitud del suceso y la consternación que generó en la comunidad, arribaron autoridades municipales. El director del Suelo Urbano, arquitecto Bernardo Santillán, informó a los policías que "la obra habría sido clausurada" porque no habría sido autorizada por la oficina de Obras Públicas y Suelo Urbano.

El funcionario sostuvo que la obra no contaba con los "planos y la documentación correspondiente" por lo que se notificó al dueño "bajo cédula, así como de multa y faja de clausura".

El arquitecto remarcó ante los uniformados que tiempo después "procedieron a continuar trabajando en diferentes horarios", por lo que fueron notificados por desobediencia.

El lugar quedó en silencio por unos minutos

El grave hecho y el despliegue policial generaron curiosidad no solo a vecinos de la zona sino a diferentes personas que se acercaron a las inmediaciones de avenida Rivadavia, Milburg y calle aledañas para ver los trabajos. Ante el bullicio de los presentes y la imperiosa necesidad de los rescatistas de escuchar si alguien pedía ayuda, debieron hacer callar a todos. Todo el perímetro quedó completamente en silencio.

Solo el ladrido de los perros y el eco de la voz de los rescatistas que gritaba "¿hay alguien?, si alguien me escucha, grite por ayuda", se oía en el lugar mientras se desplazaban cuerpo a tierra por encima de los escombros, divididos en filas de un extremo al otro. Tras varios minutos de no obtener respuestas se confirmó que no había personas vivas atrapadas entre los enormes bloques de cemento.

(Fuente: El Liberal)