El poder de valorar correctamente los activos en las Pólizas de Seguro

Por: Clodoaldo Azevedo - Property GTS - Specialist Loss Adjuster - Crawford Brasil



Por: Clodoaldo Azevedo - Property GTS - Specialist Loss Adjuster - Crawford Brasil

Valorar un activo es un proceso esencial que se realiza por diversas razones, como establecer el estado financiero de una empresa, garantizar hipotecas o pignoraciones, realizar operaciones de compra y venta, y en aspectos relacionados con el mercado bursátil. Según el propósito, se aplican diferentes criterios y metodologías, lo que resalta la importancia de un enfoque adecuado en cada caso. En el ámbito de seguros, la valoración de activos cobra una relevancia, ya que la correcta determinación de las sumas aseguradas en una póliza es crucial para garantizar una cobertura adecuada y evitar sorpresas desagradables en caso de un siniestro.

Al contratar o actualizar pólizas de seguros, es fundamental que los valores asegurados reflejen con precisión el valor real o de reposición de los bienes. Si los valores no corresponden a los reales o a los equivalentes necesarios para reponer un bien en su condición de nuevo, la cobertura podría ser insuficiente, lo que resultaría en una indemnización incapaz de cubrir los daños y pérdidas reales ocasionados por un siniestro. Esto es especialmente problemático en situaciones donde la valoración inadecuada podría generar serias dificultades y decepciones tanto para el asegurado como para la aseguradora

Para las aseguradoras, conocer el valor de los activos es vital para garantizar una correcta tasación de la prima de la póliza y evitar problemas derivados de la aplicación de la proporcionalidad en una eventual indemnización. Si la suma asegurada es menor al valor real de los activos, la regla proporcional puede reducir significativamente la indemnización, dejando al asegurado con una cobertura insuficiente en un momento crítico.

Durante la liquidación de un siniestro, la determinación de los valores asegurados puede dar lugar a discrepancias entre el asegurado y la aseguradora. Esto se debe a que toda valoración tiene un componente subjetivo, influenciado por los diferentes métodos y coeficientes aplicables, todos válidos dentro de ciertos márgenes de tolerancia.

Asimismo, los bienes sufren una depreciación física con el tiempo, que puede diferir de la depreciación contable. Para evitar discrepancias en la valoración patrimonial, es común incluir en las pólizas un porcentaje que contemple desvíos en la evaluación dentro de un periodo determinado, generalmente del 20%.

Cuando es necesaria la valoración de activos

Existen dos momentos fundamentales en los que se debe realizar una valoración de activos en el contexto de seguros: al contratar o renovar la póliza y al ocurrir un siniestro. En ambos casos, es crucial asegurar que las sumas aseguradas reflejen el valor real o de reposición de los bienes, para garantizar una cobertura adecuada y evitar problemas en la liquidación de un siniestro.

Los ajustadores designados por las aseguradoras estamos instruidos para evaluar la suficiencia o insuficiencia de los capitales asegurados, incluso si la póliza incluye una cláusula específica que revoca la regla proporcional.

Asimismo, es importante comprender la terminología utilizada en la valoración de activos en el contexto de los seguros. En este ámbito, se utilizan principalmente dos conceptos clave:

  • Valor de Reposición a Condición de Nuevo: Es el valor de compra del bien en el mercado al momento de la valoración.
  • Valor Real o Actual: Corresponde al valor del bien según su estado de uso y conservación en el momento de la valoración.

Manejando las complejidades de la valoración de los activos

Aunque nos familiaricemos con la terminología, el proceso de valoración de activos en seguros puede ser complejo, especialmente en siniestros de escaso valor económico, donde no es viable valorar las sumas aseguradas para edificios, equipos, mobiliario, instalaciones y otras mercancías.

En estos casos, se verifica el capital asegurado mediante el balance de la empresa, lo que implica la revisión de la lista de activos fijos, la valoración de edificios a través de la medición en metros cuadrados construidos, y la valoración de mercancías y materias primas basada en el último inventario físico y el informe de los auditores.

Las fuentes de información para llevar a cabo una evaluación patrimonial incluyen listas de muebles y utensilios clasificados por áreas, planos de inmuebles, equipos e instalaciones, descripciones de los procesos productivos, planes de mantenimiento de instalaciones y maquinaria, y el historial de las principales máquinas e instalaciones. Estas fuentes son esenciales para asegurar una valoración precisa y evitar discrepancias en la valoración patrimonial.

El trabajo de campo es una parte fundamental del proceso de valoración de activos. Este implica la verificación física de edificios, equipos, instalaciones y mercancías, lo que permite detectar errores en las listas de bienes, conocer el estado de conservación y mantenimiento, y verificar las condiciones de trabajo. La vida útil de los diferentes bienes cambia en función de su mantenimiento y condiciones de trabajo, no solo en base a su antigüedad o horas de funcionamiento.

Para calcular el valor de reposición a condición de nuevo, es necesario actualizar el costo histórico de los bienes, prestando especial atención a los bienes importados debido a posibles modificaciones en los impuestos o fluctuaciones en el tipo de cambio. Para determinar el valor real o actual, es necesario aplicar depreciaciones técnicas y considerar, además de la antigüedad, las mejoras y modificaciones introducidas, así como la obsolescencia.

Algunas pólizas ya incluyen cláusulas que especifican el criterio o fórmula de amortización aplicable, eliminando posibles distorsiones en los valores asegurados. Sin embargo, es crucial que tanto las aseguradoras como los asegurados comprendan la importancia de una valoración adecuada de los activos para evitar sorpresas desagradables en caso de un siniestro y asegurar una indemnización justa y equitativa.