Un auto que acelera, dobla y llega a destino sin que nadie esté frente al volante. ¿Ciencia ficción? No. Realidad. Eso (y más) es lo que puede hacer este verdadero auto fantástico: se trata del primer vehículo autónomo de tamaño completo de América Latina, un proyecto revolucionario liderado por el Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica (LINAR) de la Universidad de San Andrés (UdeSa), que contó con el aporte de SANCOR SEGUROS entre las empresas que promovieron su investigación y desarrollo.
El Ford Fusion Hybrid modelo 2017 intervenido por la empresa DataSpeed, cuenta con un sistema de drive by wire que permite controlar por computadora todos los comandos del auto. Por un lado, posee una serie de sensores integrados para percibir el entorno, captar los objetos cercanos y medir la distancia que los separa de ellos. Por el otro, cuenta con cámaras posicionadas alrededor de la unidad para detectar personas, edificios u otros vehículos que se pueden ver en forma tridimensional en una pantalla central.
“Nuestra idea es poner en marcha el primer auto autónomo de calle en Argentina”, se ilusiona el doctor Ignacio Mas, investigador del Conicet y coordinador del LINAR. Luego agrega: “El proyecto se materializó gracias a una donación de una start-up tecnológica de Estados Unidos, por la cual tuvimos acceso al vehículo y al conjunto de sensores que lo integran. Este equipamiento es esencial, pero solo puede ser utilizado si se desarrolla el software necesario para que el auto pueda conducirse de forma autónoma. Ese es hoy nuestro principal desafío: desarrollar la inteligencia que el auto necesita para poder funcionar sin conductor”.
Por su contribución al avance de la inteligencia artificial en el país, el proyecto obtuvo el respaldo de distintas empresas patrocinadoras. En el caso de SANCOR SEGUROS, el interés radicó en poner el foco en fomentar una cultura preventiva en la sociedad para disminuir la elevada tasa de accidentes viales que existe en Argentina.
El origen cooperativo y la filosofía empresarial, hacen que nuestra Aseguradora esté a favor de invertir en la economía real y del conocimiento, buscando sumar valor en las comunidades.
La hora de la verdad: el testeo
El auto fue probado en un circuito cerrado y controlado, con curvas, zanjas y diversos obstáculos. También transitó por las calles mediante la conducción manual, para “acostumbrar” al algoritmo, recolectar información para generar una base de datos y, de esa manera, exponerlo a diferentes situaciones.
“Nuestro primer hito fue demostrar la funcionalidad básica del sistema, en donde el auto pudo recorrer un circuito cerrado predeterminado de forma exitosa sin la ayuda de un conductor. Eso permitió tomar información del entorno a través de seis cámaras y un sensor láser que arrojaba datos sobre lo que sucedía a 360 grados a su alrededor”, explica Mas.
La idea de los ingenieros e investigadores es optimizar el software y los algoritmos de inteligencia artificial para que el auto pueda ir reconociendo peatones, ciclistas, otros vehículos y semáforos, predecir su comportamiento y determinar qué hacer, cuándo y cómo.
“En el LINAR estamos trabajando para producir estos algoritmos de percepción, navegación y control que son el verdadero ‘cerebro’ de un auto autónomo”, comenta Ignacio Mas, y asegura: “Los próximos pasos incluyen la implementación de comportamientos reactivos frente a situaciones de conducción, con el objetivo de poder demostrar una conducción segura en ambientes reales de alta complejidad. En definitiva, lo que buscamos con este proyecto es sentar las bases del desarrollo de una tecnología de conducción autónoma que pueda poner especial atención a problemáticas de tránsito regional, que son particulares y muchas veces más desafiantes que las que se encuentran en otros lugares del mundo”.
(Fuente: Revista Mundo Seguro, editada por el Grupo Sancor)