“Para mí, el fuego vino de afuera”, dice Eduardo Lillo. Es que sospechosamente ellos dormían la siesta, a esa hora estaban trabajando en la panadería y el fuego justamente empezó en la parte trasera de la propiedad. Lo cierto es que el incendio arrasó casi con todo el galpón y por poco más llega a la casa, mientras que a su paso destruyó un auto, tres motos, herramientas y otras artefactos.
Ese fue el saldo del siniestro que se desató el último miércoles alrededor de las 15.45 en la planta baja del monoblock 7, manzana P, del barrio Rivadavia Norte. Allí vive y trabaja la familia Lillo, propietaria de una panadería que ahora quedó paralizada por el voraz incendio.
En la Policía no descartan que se haya originado por un cortocircuito, pero Eduardo Lillo –el dueño- dijo que “para mí, el fuego vino de afuera y arrojaron algo encendido”. El hombre y su familia hacían la siesta cuando empezó el fuego.
Habitualmente trabajan desde las 18 hasta la medianoche y después hornean el pan a primera hora de la mañana. Por eso resulta extraño el incendio y nadie vio cuando empezaron las llamas. El fuego aparentemente se inició cerca de un portón trasero que da a un patio interno de la manzana.
Esas llamaradas hicieron arder por completo un auto Ford Orión, que no funcionaba por falta de batería. También destruyó una moto 50cc, otra 110 y una 150 cc, además de herramientas y máquinas de manos. Se quemó parte de la estructura del galpón y algunas bandejas para hornear, pero de milagro no llegó a las máquinas de la panadería ni al interior de la vivienda de los Lillo. El fuego afectó todo el sistema eléctrico del domicilio, de modo que tampoco puede trabajar hasta no remover todas las cosas quemadas y reparar la instalación.
(Tiempo de San Juan)