Que Dios se lo pague...

El dueño del auto lo dejó para lavar y cuando lo fu a buscar, estaba chocado.



Agustín llevó a lavar su auto a un lavadero de Caballito. Había una hora de demora, entonces se fue a almorzar.

Desde el lavadero lo llamaron para avisarle que "hubo un problema": le chocaron el auto. "Al empleado se le resbaló el pedal con la bota enjabonada", le dijeron.

El local, que ahora está cerrado, no tenía seguro. Y nadie se hace cargo del arreglo, que cuesta 2 millones de pesos.

(Fuente: Mi Telefé)