Condena por tremendo caso de mala praxis

Se trata de un caso de mala praxis ocurrido en un centro de salud del departamento sureño que fue confirmado por la Corte provincial.



La Corte de Mendoza confirmó una demanda por mala praxis contra la Municipalidad de San Rafael realizada por un paciente que fue a un centro de salud por un dolor en el pene y le diagnosticaron sífilis cuando el hombre estaba desarrollando un cáncer que lo llevó a una amputación total de glande.

Según establecieron los jueces Julio Gómez, Pedro Llorente y María Day, el afectado deberá cobrar 1.100.000 pesos, más los intereses que se ha producido desde el comienzo de la demanda.

El hombre, de 36 años, demandó a la Municipalidad de San Rafael por daños y perjuicios por un grave caso de mala praxis que sufrió en el Centro de salud 339 Francisca Strólogo.

En abril de 2016 fue atendido allí por el doctor M. G. porque sentía un dolor y leve hinchazón en el glande de pene. El médico, tras hacer un examen visual le diagnosticó sífilis y le recetó una batería de inyecciones de penicilina.

Tras cumplir con la medicación, meses más tarde volvió ya que la hinchazón había avanzado y el galeno le volvió a recetar la misma medicación.

En diciembre de 2.017 ante la gravedad de cuadro volvió al centro de salud, pero esta vez junto a su esposa para ver si se tratada de una enfermedad infecto contagiosa, ya que el médico le había dicho que uno de los dos había se había contagiado al tener relaciones con un tercero. Entonces, se hicieron análisis que dieron resultado negativo para enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Fue en ese momento que el paciente recurrió a un especialista que, al verlo, diagnosticó de inmediato que tenía un tumor. Tras los análisis de rigor y una biopsia se determinó que tenía un “carcinoma pavimentoso diferenciado invasor de glande”. El 16 de enero de 2.018 le hicieron una intervención quirúrgica de urgencia y le amputaron la cabeza del pene.

Tras recuperarse volvió al centro de salud y habló con el médico y vio que la historia clínica había sido adulterada, no respetada el orden cronológico y faltaban algunos registros de sus visitas.

Para el abogado del paciente “la mala praxis consistió en el diagnostico a simple vista realizado sin ordenar siquiera un análisis de sangre para descartar la sífilis, y en haber adulterado la historia, permitiendo con estas conductas que se desarrollara el cáncer de pene, que llegó a invadir casi todo el pene”.

El fallo de máximo tribunal analizó la opinión de un perito que explicó la diferencia entre una sífilis y un cáncer de pene: la primera es una enfermedad de transmisión sexual, que su primera manifestación es el chancro, un tipo de lesión ulcerosa, no prominente e indolora y que se confirma a través de un análisis de sangre. Además, el chancro desaparece luego de un mes.

En cambio, un cáncer de pene muestra una lesión no ulcerosa sino algo similar a una verruga. Es importante la consulta temprana por parte del paciente, pues una vez que aparece la “verruga” no se detiene en su crecimiento. Por otra parte, el dolor aparece cuando la enfermedad está más avanzada o hay una infección y, para eliminar la lesión, se debe extraer mediante cirugía.

“El paso del tiempo influye en el crecimiento del tumor y cuanta más chica sea la lesión, menor es el margen de amputación. Los cinco meses y medio transcurridos como consecuencia del obrar negligente del doctor redundó en la magnitud de la amputación que finalmente se le realizó al paciente” sostiene el fallo.

En conclusión: “si bien la enfermedad que padecía el accionante no se puede atribuir al error culposo del diagnóstico y, de todos modos, la amputación parcial hubiese sido inevitable, la conducta omisiva del doctor le hizo perder al actor las chances de que dicha intervención quirúrgica fuera de menor magnitud”.

La indemnización establecida incluye una parte por daño moral. Es que el paciente le manifestó al médico que estaba casado y solo mantenía relaciones sexuales con su mujer. El galeno lo trató de mentiroso y luego le dijo que le preguntara a su mujer con quién había tenido sexo.

Esto “le generó una angustia accesoria que lo llevó a tener discusiones y dudas con su esposa, a punto tal que, en noviembre de 2017, ella se hizo un análisis de sangre VDRL para detectar la sífilis, que por supuesto dio negativo. Además, refirió que la amputación parcial del pene, de por sí, le generó un gravísimo daño moral que fue vivido como “una verdadera tortura”,

Esto por no hablar de que el errado diagnóstico le causó conflictos en su esfera íntima y conyugal, al ponerse en tela de juicio el comportamiento de su mujer que desató desconfianzas e inseguridades en la vida de relación conyugal.

(Fuente: Los Andes)