Parado arriba de un tanque, Ezequiel Bernardi, productor avícola de la zona de San Ambrosio, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Río Cuarto, observa lo que dejó el temporal de la noche del 20 de diciembre. “No hay palabras”, dice. A su alrededor hay pedazos de alambrados, boyeros eléctricos, perfiles de hierro, chapas. Todo está tirado por el terreno y algunas partes cuelgan de los árboles. Hace una semana eso eran los galpones donde tenía unos 140.000 pollos bajo el sistema integrado de productores de AVEX (Actual Tres Arroyos, planta de faena de pollos). Quedó todo literalmente destrozado.
“No se puede rescatar nada, lo poco que quedó en pie ya no sirve. Ahora, ¿qué hacemos? Nos llevó muchos años de trabajo construir lo que en un día el viento destruyó”, lamenta el productor.
De los cinco galpones, tres quedaron destrozados por completo y dos torcidos y doblados para arriba. “Es como si el viento los hubiera querido levantar, pero no lo logró”, comenta. Calcula una pérdida en valores actuales de 2,5 millones de dólares.
“Hasta los silos quedaron torcidos y abollados que es lo único que se podría enderezar un poquito”, agrega. La tormenta afectó la zona de Río Cuarto, Coronel Moldes, Sampacho y Villa Valeria, donde hubo voladuras de techos, caída de árboles y cortes de luz.
Las ráfagas alcanzaron hasta 150 kilómetros por hora, sin embargo, para el productor fue como si hubiera pasado un tornado. No dejó nada, arrasó con todo lo que había en el camino.
Las pérdidas son todas materiales. La familia había retirado la producción el miércoles de la semana pasada. Transitaba el período de limpieza de las instalaciones y el miércoles de la semana que viene iban a volver a ocupar los galpones con pollos.
Ante este panorama en el lugar se hace inviable la crianza. “Sería un peligro trabajar adentro siendo que se puede caer todo en cualquier momento”, indica.
Son cuatro las familias que viven de esta actividad. Además de la de Ezequiel y sus padres, hay dos empleados. El campo tiene 32 hectáreas, cinco de las cuales están destinadas a la avicultura y el resto a la cría de cerdos y ovinos.
“Tendremos que hacer borrón y cuenta nueva. Es un horror”, comenta el productor. Ocurre que con este temporal todo en lo que la familia Bernardi había invertido su dinero desde 2007 quedó destruido. “No lo hicimos de un día para el otro, hubo mucho sacrificio y esfuerzo de todos”, afirma.
Fueron los padres de Ezequiel quienes empezaron con la producción. Primero construyeron dos galpones. Con eso empezaron a trabajar bajo el sistema integrado de productores de AVEX. En 2010 se agrandaron un poco más. “Tuvimos la suerte de poder hacer un nuevo galpón”, recuerda. En ese año, Ezequiel se unió al negocio.
Cuando terminaron de pagar los tres primeros galpones hicieron dos más. “De a poco fuimos haciendo mejoras e instalando tecnología, con mucho sacrificio, pero ahora no nos quedó nada”, explica.
Actualmente, hacer un galpón avícola implica una inversión de medio millón de dólares. “Primero hay que pasar la fiestas, poner la cabeza en frío y ver qué se sigue haciendo con todo este desastre. Ahora estamos con los trámites del seguro”, detalla.
“Dios quiera que recibamos alguna ayuda, no obstante las expectativas que tenemos son bajas. Siempre estuvimos golpeando las puertas por créditos blandos, para seguir produciendo y poder agrandarnos porque eso es lo que nosotros queremos trabajar”, señala.
Por los daños causados por los vientos huracanados en la zona, la Federación Agraria Argentina (FAA) solicitó que se declare la emergencia para ayudar a los productores afectados.
Daniel Torres, de la Filial de FAA de Río Cuarto, informó: “La tormenta fue muy fuerte, nosotros somos productores integrados que producimos pollos. El viento huracanado produjo voladuras de 18 galpones que los arrancó de cuajo”.
“Los productores afectados están directamente en quiebra, no tienen forma de recuperarse. Es necesario articular con la provincia y la Nación mecanismos para esas familias que perdieron todo y ayudarlos a recuperarse”, reclamó.
(Fuente: La Nación)