Al menos cuatro delincuentes robaron en una concesionaria de motos del barrio porteño de San Cristóbal tras romper el blindex de la puerta de entrada con una maza para llevarse monopatines y computadoras valuadas en 10.000.000 de pesos en menos de un minuto, informaron fuentes policiales.
El robo tuvo lugar a las 4.08 de esta madrugada sobre la avenida San Juan y Pichincha, cuando cuatro personas a cara descubierta rompieron de un mazazo el vidrio de seguridad de un local dedicado a la venta de motos y vehículos eléctricos.
A continuación, los asaltantes irrumpieron en el local, donde pasaron menos de tres minutos para llevarse monopatines eléctricos, patinetas, computadoras y celulares, con un valor estimado de 10.000.000 de pesos. Finalmente, los delincuentes subieron los objetos en un auto que utilizaban de apoyo para escapar de la zona con los materiales robados.
Luego de ello, se hicieron presentes en el lugar efectivos de la Comisaría Vecinal 3B de la policía porteña, quienes tomaron conocimiento de lo ocurrido. El asalto quedó grabado en las cámaras de seguridad de la concesionaria, donde se observa cómo los ladrones venían monitoreando los movimientos que acontecían sobre la avenida San Juan.
Una vez que notaron que no había personas observando la situación, uno de ellos extrajo una maza y rompió el blindex que protegía el lugar.
De inmediato, los asaltantes entraron al negocio por la abertura que provocaron con el elemento contundente, para extraer del local dos monopatines eléctricos.
Seguido de eso, el grupo de ladrones volvió a ingresar en dirección al área de administración de la concesionaria para llevarse computadoras y al menos dos teléfonos celulares.
Al respecto, Eduardo, encargado del local, señaló a los medios que se trató de “un robo al voleo” y manifestó tener “bronca e impotencia” por lo sucedido.
“Es muy impune. A uno le cuesta un montón mantener un negocio. Los productos son muy costosos para su reposición”, manifestó con indignación el hombre.
Sobre la dinámica de robo, Eduardo explicó: “Primero se quedan en la calle haciendo un relevamiento de los productos que les interesaba llevar. Después rompen un blindex muy grueso que cuesta mucho romperlo. Van a buscar los productos que tenían relojeados. Tiran esos productos a la calle e ingresan al área de administración para extraer más cosas”.
Interviene en la investigación la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 26, a cargo de Patricio Lugones, quien dispuso una serie de medidas para investigar lo ocurrido. (La Nación)